Humor publicitario

Si te dedicas al Marketing, como buen entendedor del tema sabrás que la Publicidad es un elemento clave y esencial para tu negocio.

Con la publicidad obtenemos muchos beneficios, y tres claras finalidades:

– Informar al consumidor. Tu producto existe, pero con eso no vale. La gente tiene que conocerlo.

– Persuadir al consumidor. ¿Qué podemos hacer para que elijan nuestro producto o servicio y no el de otras marcas que compitan contra nosotros? ¿Cómo lo podemos hacer atractivo de cara al público?

– Hacer recordar el producto. Esto sobre todo sucede en la fase de madurez del mismo.

Una vez sabemos lo que queremos conseguir con la publicidad, es decir, nos hemos planteado nuestro objetivo, entraremos en la llamada estrategia publicitaria. Esta engloba factores como: a quién irá dirigido, qué enseñará exactamente, de qué manera lo vamos a mostrar o dónde vamos a anunciarlo.

Y el humor, ¿para qué nos sirve? ¿por qué es importante? El humor entra en lo que llamaríamos el contenido del mensaje. El humor tiene una importante misión: hacer destacar nuestro anuncio de los otros 5.000 anuncios diarios. Es decir, ante la saturación publicitaria en que vive la gente, el humor de nuestro anuncio puede ser el que sorprenda, el que capte la atención y destaque sobre el resto. Esto lo llamamos creatividad publicitaria.

Está demostrado que el humor genera emociones positivas en la gente, y sabemos que las experiencias vividas con emociones positivas se guardan mejor en nuestra memoria a largo plazo, por lo que podrían recordar mejor un anuncio con humor que uno neutro. Digamos que provoca una predisposición positiva en su cabeza hacia la marca .

Es evidente que si esto fuera cierto al 100%, todos los anuncios serían para partirnos de risa, ya que si los anuncios con humor son mejores que los «sin humor», los publicistas no son tontos evidentemente. El punto negativo del humor es que puede tener un componente humorístico tan potente que igual nos estamos alejando del verdadero mensaje que queríamos transmitir al consumidor desde un principio, puede dificultar la comprensión del mismo, y si encima nuestra broma pasa de moda, nuestro negocio se va al garete.

 

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