El culto a una marca no podría estar mejor escenificado que en la relación que mantienen desde hace décadas Apple y sus fanáticos seguidores. Steve Jobs era como un padre para todos ellos y su muerte fue un duro golpe para los MacHeads.
MacHead es un término que se utiliza en Estados Unidos para denominar a los fieles clientes de la firma de Cupertino. Son considerados como una religión, una secta, unos seres extraños que, con la llegada del iPod, han aumentado en número y en popularidad.
Según el documental “MacHeads” la relación que se ha establecido entre ellos y la marca es tal que, cuando sale un nuevo producto, algunos sienten como si la marca los hubiera fabricado específicamente para ellos, como si se tratara de un encargo personal.
Las reuniones previas a los MacWorlds o en las inmediaciones de las tiendas días antes del lanzamiento de un producto dan fe de este inusual fervor por una empresa.
Años y años de publicidad, de productos innovadores, de satisfacción de necesidades y de imagen corporativa han convertido a Apple en una compañía de culto, una de las más emblemáticas de la historia y la empresa con mayor valor en bolsa.
Diego Celma
Imagen: apple